martes, 20 de marzo de 2018

En defensa de los portugueses

Carta de D. Domingo Sánchez publicada en La Iberia, semanario de Ciudad Rodrigo, el 1 de septiembre de 1916.

Desde Fuenteguinaldo
Sr. Director de La Iberia.

Mi estimado amigo: He visto en los números 695 y 697 del semanario que Vd. tan acertadamente dirige, los artículos publicados por F. Sallinac, bajo el título "Portugal y España" en los cuales el autor pretende demostrar que "Portugal odia a España".

No es mi proposito discutir los argumentos empleados por el articulista para lograr su objetivo ni los motivos que le hayan impulsado a acometer tan extraña y aventurada empresa. Mas como entre otras varias afirmaciones, hace la de que "no habrá español que haya pisado el territorio de la nación vecina que no haya sido objeto de vejaciones y ultrajes", me creo en el deber de rectificar públicamente semajante aseveración que estimo completamente infundada y ofensiva para los portugueses y aun para los españoles.

Sólo una vez he estado en Portugal, (en julio del pasado año), llegué a Figueira da Foz, donde a nadie conocía y de nadie era conocido, y, sin embargo, fui objeto, como lo fue toda mi familia, desde los primeros instantes, de las mayores y más delicadas atenciones, que me fueron prodigadas, aunque inmerecidamente, por personas de todas las clases sociales de aquella culta ciudad. Y no vaya a creerse que la conducta seguida conmigo por los portugueses fuese excepcional. No; sino que es la norma general. Ninguna de las muchas personas de la numerosa colonia española allí residente, me manifestó jamás tener ni haber tenido el más leve motivo de queja de los habitantes de aquella población. Análogas afirmaciones puedo hacer respecto a Espinho, a cuya playa ha concurrido mi familia en varias ocasiones y nunca oí a ninguno de los muchísimos visitantes de la vecina República lamentarse de haber sido víctima de vejaciones y ultrajes; antes por el contrario, hemos sido siempre tratados con extremada cortesía y aun a veces con verdadero cariño.

No hay, por tanto, el odio de Portugal a España de que se habla en los citados artículos. Los portugueses no han desmentido la proverbial hidalguía y caballerosidad que siempre han ostentado, a mi modo de ver, con verdadera justificación.

Asi, pues, le ruego tenga la bondad de insertar en su ilustrado periódico esta modesta y espontánea manifestación que estimo necesaria y de estricta justicia, y con ella el público testimonio de mi sincera gratitud hacia Portugal, donde tantas pruebas de afecto y consideración he recibido.

Favor que siempre le agradecerá su atento y S.S.q.e.s.m.

Doctor Domingo Sánchez
Fuenteguinaldo 31 de agosto de 1916.